jueves, 16 de agosto de 2007

Sexperiencias


Nunes es un adolescente de 76 años que habla y gesticula nervioso. Pasa de un tema a otro con atropellada agilidad, su acento portugués hace silbar las palabras, que se lanzan una detrás de otra en imperfecta simbiosis. Y al acabar tienes la sensación de que has escuchado un puñado de verdades, pero de esas verdades que no se pueden entrecomillar, no como las "verdades" relativas. Son verdades, al menos para Nunes.

Visionar "Sexperiencias" es, nuevamente, exponerte al atropellado discurso de Nunes, ese adolescente que decíamos antes. Un film que avanza desordenado, impulsado por recortes de periódico que hablan de las revueltas del Mayo 1968, desconectado en apariencia y profundamente meditado.

Sexperiencias, experiencia con el plural al principio y al final, porque el plural se inventó cuando el Hombre tuvo que encontrar un enlace entre el "yo" y el "tú", crece en el interior como una semilla o un parásito (depende de la energía que consuma) para siempre. Porque tiene la capacidad de dialogar con el espectador, de hacerle preguntarse en todo momento qué diablos está viendo, de preguntarse por qué le fascina tanto la protagonista, de por qué esos diálogos declamados, esas consignas, esa propanganda moral (¿se pueden utilizar estas dos palabras juntas?)esas bellas imágenes, esas ganas de gritar que rezuma la película, ese grito ahogado por no saber hacia dónde (o hacia quién) gritar...

Y al final del film, con el tango Cambalache, la carretera y la incertidumbre, es cuando empieza la obra, es el comienzo de la película. Una película que, en palabras de Nunes, existe porque nosotros (en 2006) estamos viendo, que todo tiempo es el presente, el aquí y ahora. Que a cada paso Nunes hace cine, se emociona y junta los brazos en un simbólico abrazo, llora y se retira como un tímido adolescente. Cada película que hago -dice Nunes- es una carta a un amigo. Y que así sea.

No hay comentarios:

Plenilunio

Hoy es