martes, 10 de julio de 2012

Habemus Papam - Nanni Moretti




SPOILERS A GOGÓ

El cónclave se ha reunido para la elección de un nuevo Papa. En la Plaza de San Pedro, miles de personas de todo el mundo aguardan el nombramiento. Los cardenales inician las votaciones. Grigori es el favorito, pero Bikila y Aguilar le siguen muy de cerca. Fumata nera, ha habido empate. Se necesita otra votación. La gente y los medios de comunicación siguen esperando, cada vez más impacientes. Los cardenales optan por votar a un candidato ajeno a los tres favoritos, para no eternizar el nombramiento. Sale elegido Melville (Michel Piccoli) que acepta estupefacto ser investido como Sumo Pontífice. Debe salir al balcón para proceder al nombramiento, pero un ataque de ansiedad le paraliza. Se siente incapaz de asumir tal responsabilidad y huye despavorido a sus aposentos. El protodiácono pide paciencia.

Piccoli dibuja un Papa asustadizo, lleno de dudas, un hombre angustiado ante el momento más importante de su vida. Quizá fiel reflejo del aparente descreimiento que gobierna en la actualidad. Y he dicho "aparente" de forma muy consciente, y no como mero recurso sintáctico. Me explico: cualquiera que haya estado, hace ahora un año, en Madrid, habrá disfrutado de la enorme avalancha de seres humanos ataviados con mochilas del JMJ 2011 que allí se juntaron, cada uno con la banderita de su país. Incluso los norteamericanos colonizaron la Plaza Mayor para celebrar una especie de danza pagana-de-la-lluvia que no encontrarán en ningún Evangelio. Juro por Dios que el único ateo que iba por la calle era yo. Quizá haya una profunda crisis de fe en el seno de la Iglesia Católica del siglo XXI, pero tienen unos responsables de márketing muy buenos.



Moretti y Michel Piccoli, con los delegados de la COPE

A Moretti, cineasta de sutil ironía, no le interesa meterse en camisas de once varas. No ha querido cargar las tintas contra el Vaticano ni contra todos los escándalos que están salpicando a la Santa Sede. Su película va por otros derroteros. Si hubiera profundizado en retratar a la institución con espíritu documental, estos escándalos habrían surgido obligatoriamente. Y el director de La habitación del hijo no tiene edad para estas cosas. En sus propias palabras dijo que él quería inventarse su propio Vaticano. Toda la parte inicial, la mejor de la película, da buena fe de ello. En ella se nos presenta todo el proceso secretísimo (ficcionado, por supuesto) de la elección de Papa como una votación, que más recuerda la elección de delegado de clase que a la solemnidad que debe caracterizar, suponemos, tal acto. Una vez que el Papa huye, comienzan los problemas de la película. Todo es demasiado confuso, las situaciones suceden sin demasiada lógica, como si a Moretti lo que más le preocupara fuese el inicio y el final, y el nudo quedara como un trámite que hay que solucionar de la mejor manera posible. Así el relato avanza a tropezones, sin profundizar en ninguna de las (buenas) ideas trazadas. ¿Por qué no se profundiza en el encierro del psicoanalista en el Vaticano y su relación con los cardenales más allá de una partida de cartas y un torneo de voleyball? ¿Por qué razón acude el Papa a la consulta de la ex-mujer del psicoanalista? Toda la trama de la obra de teatro de Chejov y el sentimiento del Papa de ser un actor más en la tragicomedia del mundo está contada a medio gas.


Tiempo de juego, con Pepe Domingo Castaño

Queda, no obstante, un final duro. Un final áspero que hubiera sido más crudo sin el Miserere de Arvo Pärt (¿dónde hay que firmar para que dejen en paz al estonio?). Aquí es donde la figura de Melville adquiere grandeza con un acto que le honra. Una persona que no se siente capaz de guiar a todo un pueblo, debe apartarse y ser él mismo uno de los guiados. En estos tiempos en el que los políticos se aferran con uñas y dientes al sillón de poder, sorprende este tipo de decisiones basadas en la honradez y la humildad. Buen final político para una película amable, con buenas ideas pero desnortada y descarriada. Como su propio Papa.


Raúl Lorite

No hay comentarios:

Plenilunio

Hoy es