miércoles, 14 de marzo de 2012

El Castillo - Franz Kafka

Nada mejor que un proceso febril para escribir sobre Kafka. Un agrimensor llega a un pueblo, regido por un enigmático castillo, supuestamente contratado para trabajar en un proyecto. Allí nadie sabe nada, y los que saben algo son inaccesibles. K. no abandona, no se marcha por donde ha venido. K. resiste para luchar contra el sistema. Pero el sistema es sibilino, perverso, escurridizo y prácticamente inalcanzable. Su cota es la de las pesadillas, su lógica interna la de un mal sueño. El camino hacia el castillo está cubierto por la nieve, es tortuoso y parece inacabable. La gente del pueblo acepta su sometimientos al mandato de los funcionarios del castillo como algo normal. Y Klamm, el hombre que contrató a K., evita ser visto. Tan sólo lo vislumbramos a través del ojo de una cerradura, y a través de los parlamentos de Frieda, su amante, y amante de K.

El Castillo es una pesadilla. Inquieta y horada. 

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