viernes, 6 de enero de 2012

Luc imagina un gato

Si algún día tengo un gato, no será una mascota. Aborrezco a la gente que compra mascotas, aborrezco la palabra mascota. Mi gato será callejero, libre. Tendrá conciencia de clase, de clase aristócrata. Mejor dicho, tendré un pequeño Bakunin felino que no me considere su amo. Me dejará ser su cuidador, nada más. Pero no seré su amo ni su camarada. Camarada no. No quiero un gato que me considere su camarada porque eso me resulta ideológicamente molesto. Me sentiría tan ridículo como aquellos rojeras que ponen a sus mil-leches "Lenin" y "Trotski". Es como si alguien de derechas llamara a sus perros "Keynes" y "Nixon". Mussolini es un nombre de gato maravilloso, ¿no os parece?.  Mi gato sera baudeleriano, un semi-dios en la tierra, un superviviente del arca de Noé, de Mauthausen y de las Barranquillas. Se llamará Alberto o Juan Carlos y cuando haya visitas le llamaré de usted. Mi compañero, mi gato, jamás acudirá a mi llamada. Me mirará de soslayo y con un ademán elegantísimo me mandará a tomar por culo.

1 comentario:

Josep dijo...

Muy bueno. Quiero más ;-)

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