Ven, hermoso gato, sobre mi pecho amoroso: retiene
las garras de tus patas y déjame sumergir en tus hermosos
ojos, en los que se mezclan el metal y el ágata.
y tu lomo elástico, y mi mano se embriaga con el placer
de palpar tu cuerpo eléctrico, veo a mi mujer en espíritu;
su mirada, como la tuya, amable bestia, profunda y
fría, como un dardo hiende y corta, y, de los pies
a la cabeza, un aire sutil, un peligroso perfume,
flota alrededor de su cuerpo moreno.
CHARLES BAUDELAIRE
Las Flores del mal
1 comentario:
los gatos siempre se van donde se les consiente, esta vez tu lente es el protagonista de sus amañe...
un abrazo raul.
Publicar un comentario