martes, 22 de mayo de 2012

Criadas y señoras - Tate Taylor






En la ciudad de Jackson (Misisipi) una aspirante a escritora decide redactar un libro con las anécdotas y denuncias anónimas de algunas de las criadas de la región, denunciando sus condiciones en plena lucha por los Derechos Civiles de la década de los 60.

 En una de las escenas de esta película, Minny, una criada negra que acaba de ser despedida por utilizar el mismo cuarto de baño que los blancos, se presenta en casa de sus antiguos señores con un pastel de chocolate recién cocinado para ellos. La dueña sonríe altanera, su antigua empleada ha venido arrastrándose a pedir perdón. Le hace pasar, y lentamente va comiendo la tarta que Minny ha preparado, con devoción, paladeando cada bocado mientras disfruta la humillación de su ex-sierva. Pero el asunto no es tal, resulta que Minny ha preparado una venganza servida en plato frío. El chocolate...no es exactamente chocolate. Ya os podéis imaginar.



Criadas y señoras es ese tipo de pastel. Parsimoniosamente preparado, delicioso incluso a la vista, pero que esconde un oscuro y temible secreto. Todo en su inmensa duración está perfectamente conducido para emocionar al prójimo con unos trucos mil veces vistos. Haría llorar hasta al mismísimo jefe del Ku Klux Klan , o en su defecto a Josep Anglada. Todo encaminado a la carrera de los Óscars, donde varias de sus actrices fueron nominadas. Actrices como Emma Stone, Viola Davis como protagonista principal, la muy expresiva Octavia Spencer, la mala malísima en la ficción Bryce Dallas Howard, o Jessica Chastain en un papel que a mi juicio le hace más mal que bien (increíble que sea la misma actriz que El árbol de la vida). Actrices, negras, derechos civiles, años 60, USA. Taglines para el éxito.


Y es que a uno le tiene que gustar mucho el dinero para hacer caja con semejante tema. Para trazar a unas señoras como caricaturas de la maldad pura, espantosamente vestidas y peor peinadas, que sólo juegan al bridge y hacen colectas para el África (sí, es una "sutil" crítica a la doble moral) mientras abusan de sus pobres criadas negras, buenísimas todas, dueñas de una sabiduría ancestral, sufridoras y mártires, que no pueden ni cagar tranquilas.

Lo que más perverso me ha parecido es que, cuando las criadas deciden quebrantar la ley y contar, en la absoluta clandestinidad, todo el sufrimiento diario que tienen que pasar, lo hacen gracias a una blanca. Es decir, una blanca como catalizadora del movimiento negro. Da mucho que pensar.

Raúl Lorite 



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