lunes, 11 de enero de 2010

Eric Rohmer

No es mi intención convertir este cuaderno en un obituario, pero hoy no puedo mantener el silencio. Hoy, precisamente, he estado hablando de él. Que es como estar hablando con él.
Recuerdo que hace un par de años me encontraba escribiendo un guión para un amigo y compañero. Tenía un primer esbozo escrito, con la mayoría de diálogos apuntados. Charlábamos mucho sobre el guión y sobre la película que queríamos hacer. Él me insistía en Eric Rohmer. Yo, que había visto alguna película suya (muy pocas) hacía ya demasiado tiempo, me esforcé en escribir "una historia rohmeriana". Poco tiempo después, mi amigo trajo al piso (pues éramos compañeros de piso) un pack de películas de Rohmer, y en pocos días las volvimos a ver los dos juntos. Mi noche con Maud. La mujer del aviador. Pauline en la playa. El rayo verde...

Sólo podía hacer una cosa en ese momento, y fue la que hice: borré todos los diálogos menos unos pocos y dejé mudos a los personajes. Rohmer es inimitable.

Sería tópico decir que Eric Rohmer ha sido el mejor dialoguista en lo que llevamos de cine. Tópico y muy justo. Por eso diré también, a modo personal, que ha sido el director que mejor ha filmado. Porque lo más difícil en el cine es la transparencia. Su forma de encuadrar anulaba el artificio, y hacía creer que no existía ni la cámara ni los actores ni, por supuesto, el montaje. De la misma manera que ver a Nanuk es contemplar por primera vez un rostro humano en la pantalla, ver el diálogo de sus personajes es presenciar por primera vez los sentimientos en el cine . Rohmer es insubstituible.

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