martes, 23 de septiembre de 2008

El Infierno del Odio - Akira Kurosawa




Año: 1963
Director: Akira Kurosawa

Guionistas: Eijiro Hisaita.
Ryuzo Kikushima.
Akira Kurosawa.
Hideo Oguni.
Evan Hunter (autor de la novela)

Intérpretes: Toshiro Mifune (Señor Gondo)
Tatsuya Nakadai (Detective Tokura)
Kyoko Kagawa (Señora Gondo)
Tatsuya Mihashi (Kawanishi, secretario de Gondo)
Kenjiro Ishiyama (Detective "Bos'n" Taguchi)

Música: Masaru Sato

Fotografía: Asakazu Nakai.
Takao Saito.

Duración: 143 minutos. B/N.

Al principio del relato, el señor Gondo tiene una acalorada discusión con tres accionistas de la empresa Zapatos Nacional. Le piden a Gondo que les apoye con sus acciones para sacar al mercado una línea de zapatos a bajo coste, con el objetivo de duplicar los beneficios. Gondo no accede, no quiere engañar a los clientes y desea que la empresa crezca de otra forma, con productos de calidad y sin mentiras. Primera muestra de honradez. Poco después de echar a los accionistas de su lujoso hogar, Gondo desvela sus verdaderas intenciones: ha conseguido reunir 50 millones de yenes para la compra de unas acciones que le permitirían el control absoluto de la empresa. La supuesta honradez inquebrantable del personaje se tambalea. Pero, sin tiempo de saborear su cercana victoria, recibe una llamada telefónica. Han secuestrado a su hijo y piden un rescate de 30 millones de yenes por su vida. El sueño de poder se esfuma, como por castigo divino, y Gondo no tiene ninguna elección, debe pagar un dinero que le llevará a la ruina. De pronto, su hijo Jun aparece en el hogar. ¿Sería una maldita broma? ¡Qué alivio para Gondo!, su hijo está a salvo y él hará esa misma noche una compra millonaria. Pero una nueva vuelta de tuerca del azar, su hijo no ha sido secuestrado por equivocación, pero sí el hijo de su chófer, ya que ambos andaban jugando por el jardín. Lejos de suponer un alivio, la trama adquiere aquí un punto de inflexión para Gondo, ¿debe pagar el rescate que le llevará a la ruina o decide no hacer caso al secuestrador confiando en que éste no llegue tan lejos en sus amenazas de matar al niño? Un dilema ético para un personaje del que hemos visto una acción honrada por una parte, y una desmedida avaricia por el otro.
Tengoku to jigoku, que vendría a significar algo así como "cielo e infierno" o "alto y bajo" se estructura en dos mitades que transcurren, precisamente, de la parte más rica hasta los bajos fondos de la ciudad. Este cambio de punto de vista tiene su eco también en la puesta en escena. La forma en la que Kurosawa coloca a los personajes de forma opuesta entre sí, y sus interrelaciones son muy dramáticas cuando se "encuentran" (como el momento en el que el chófer le pide a Gondo que acceda a salvar a su hijo). Hay una rigidez a la hora de mover a los personajes por el decorado. Todo lo contrario que en el seguimiento de los policías del secuestrador, su paseo por los bajos fondos llenos de heroinómanos demacrados, zombies en busca de caridad, y en la admirable secuencia de la discoteca, donde los cuerpos se cruzan entre sí y tiene lugar un intercambio de droga. Esta secuencia a la que me refiero está rodada en un estilo nouvelle vague nada disimulado. Kurosawa siempre tuvo que sufrir el desprecio de los sectores más conservadores de Japón, que le acusaban de "demasiado occidental" por sus influencias en el cine norteamericano y la novela europea (fue, probablemente, el que mejor adaptó a Shakespeare al cine). Después de la Segunda Guerra Mundial, Japón tuvo un gran crecimiento económico e industrial, aplicando un capitalismo feroz heredado de EEUU. Muchos japoneses vieron su identidad perdida, el gran imperio se había terminado. Los niños en El infierno del odio juegan a sheriff y forajido.

Las personas a las que les interesen las tramas policiales disfrutarán con la exhaustiva investigación que cruza la película. El espectador sabe siempre lo mismo que la policía, y Kurosawa no ahorra en detalles en la exposición. En la secuencia de la reunión de todo el cuerpo policial, los numerosos equipos van exponiendo uno a uno sus investigaciones a los demás, para compartir todos los datos posibles sobre la identidad del secuestrador. El infierno del odio es uno de los mejores y más sólidos "thriller" policial que he visto nunca. Y el final, el más crudo que pudiera tener.


Raoul Lorite

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